Buenas buenas buenas, mis rosados y blandos súbditos. ¿Qué tal por ahí? A 36,5º espero...
Hoy el Zombie Verde, embarcado en su labor sobre indexar y destripar películas con temática relacionada con la necrofilia y la antropofagia, se ha apoltronado en el sofá de su cripta para verse una cinta que ya es un clásico del cine zombie del siglo XXI. Hoy he vuelto a ver "28 Días Después", del inglés Danny Boyle.
Y es que el bueno de Danny Boyle, antes de hacer películas sobre niños indios tristes que quieren ser millonarios, hacía películas que molaban, y molaban un pegote. Como muestra esta 28 Días Después, en la que se recupera el espíritu de las películas de terror zombie, pero a través de tipos que no están del todo muertos, sino que simplemente parecen que han padecido sarampión y pasado por el banco de trabajo de un taxidermista. Es por eso por lo que me veo obligado a colgar, una vez más, el popular cartel de rigor:
Es verdad. Aunque todo apuntase al tema de que son miembros de mi especie, eso no es así. Los monstruos de esta película no están muertos, sino que están infectados pero permanecen vivos. Sobre esto ya reparó en su momento Enjuto Mojamuto en el genial sketch titulado "El peor día de mi vida".
Pues eso, que pese a no ser zombies la peli tiene todos los ingredientes que se esperan de una peli de zombies, con lo que su análisis por parte del Zombie Verde no es una opción... sino una necesidad.
Título: 28 Días Después
Tïtulo original: "28 Days Later"
Dirección: Danny Boyle
País: Reino Unido
Año: 2002
Duración: 113 minutos
Género: Terror
Reparto: Cillian Murphy, Naomie Harris, Megan Burns, Brendan Gleeson, Christopher Eccleston.
ARGUMENTO
Una pandemia sin precedentes ha asolado Inglaterra. Comenzó como hechos aislados, luego en pueblos pequeños y después en las grandes ciudades. Los infectados actúan de forma violenta y homicida, movidos por una brutal sed de sangre y tan sólo se detienen cuando sus víctimas han resultado infectadas o reducidas a pulpa. El virus se transmite a través de la sangre y la saliva, y se manifiesta en menos de veinte segundos desde que se produce el contacto entre los fluídos.
28 días después del primer brote, Jim (Cillian Murphy) despierta en un hospital londinense de un coma en el que cayó tras un accidente de moto. El hospital está desierto. Londres está desierto. No tardará en toparse con los primeros infectados, y sólo la intervención de otros dos supervivientes le permitirá salir con vida. Es así como conoce a un puñado de supervivientes, quienes le pondrán al día sobre la actual situación de la nación, y le dejarán claro que el único objetivo real que los seres humanos pueden plantearse en ese momento es sobrevivir.
La única esperanza parece estar a poco más de cuarenta kilómetros de Manchester, donde al parecer, una división del ejército se ocupa de mantener limpio un asentamiento.
EL ZOMBIE VERDE OPINA
Clap clap clap. Bravo, mister Boyle, su película me ha congratulado... Sólo mejoraría con un par de primeros planos de tetas y con zombies de verdad, y no esos señores enfermos. Vayamos por partes.
La película arranca con un grupo de abraza-árboles ecologistas entrando de tapadillo en unas instalaciones gubernamentales pseudo-secretas, en las que se está experimentando con chimpancés y, al parecer, con un extraño virus llamado "Ira". Curiosamente se nos muestra a un mono atado a una camilla que es obligado a contemplar todo tipo de imágenes violentas en varios televisores al mismo tiempo, algo así como lo que le hacían al plasta de Álex en La Naranja Mecánica, sólo que con un mono y varias teles.
El plan de los ecologistas, véase liberar a los monos e irse para casa a fumarse unos petardillos se va al traste cuando el primero de los simios se abalanza sobre una de las activistas y la contagia, convirtiéndola en un ser violento y primitivo que tan sólo parece preocupado por vomitar grandes cantidades de sangre y cargarse a sus compañeros de fatigas.
De ahí, y tras la pertinente cortinilla con la frase "28 días después" nos vamos al hospital, donde se despierta un Cillian Murphy en bolingas quien, tras salir del centro, se pasea por un Londres absolutamente desierto. Cojonudas escenas, la verdad, las que muestran al protagonista caminando sin rumbo a través de una ciudad emblemática y completamente desolada, en la que tan sólo quedan, como vestigios de la sociedad, latas vacías, bolsas de plástico, papeles, y notas de familiares que buscan a sus seres queridos. Genial ambientación.
A poco de ahí se nos presenta a los infectados. Los primeros los ve en estado catatónico en los bancos de una Iglesia... y poco después al cura. Este primer contacto ya nos deja claro como son los zombies (o lo que sean). No son los bichos patizambos y descompuestos de otras cintas, sino que son espasmódicos, rápidos e incansables.
Otro punto a resaltar es el que, como en tantas películas postapocalípticas, y concretamente de este subgénero, es el de que los zombies podemos ser unos cabrones sin corazón, pero el problema, al final, lo tenéis con los de vuestra propia especie.
Los actores son decentes, tanto los protagonistas como los militares. La banda sonora está bien traída, y el guión está bien, aunque su última media hora desentona un poco con el resto, pasando de ser una película "de zombies" con "zombies rápidos" a ser Depredador 3. Además, los que la hayáis visto coincidiréis conmigo en la afirmación de que incluye la segunda muerte más ridícula de la historia del cine.
TRAILER
VALORACIÓN GLOBAL: 9
28 Días Después mola. Y mola un cojón. Es frenética, trepidante y terrorífica. Los infectados son una amenaza más peligrosa que la de los zombies romerianos: son rápidos y ultraviolentos; y los militares recuerdan que el verdadero enemigo en una situación de crisis zombie no es el ejército de no muertos... sino vuestros propios semejantes, sucios humanos.
Como tantas otras veces, y recordándoos que soy un zombie molamucho, os voy a facilitar de un enlace a través del cual podéis obtener una copia de seguridad de esta película, bajo el apercibimiento de que no debéis comentárselo ni al hombre del saco ni a la ministra de "cultura".
Hasta otra, amiguitos.
Hoy el Zombie Verde, embarcado en su labor sobre indexar y destripar películas con temática relacionada con la necrofilia y la antropofagia, se ha apoltronado en el sofá de su cripta para verse una cinta que ya es un clásico del cine zombie del siglo XXI. Hoy he vuelto a ver "28 Días Después", del inglés Danny Boyle.
Y es que el bueno de Danny Boyle, antes de hacer películas sobre niños indios tristes que quieren ser millonarios, hacía películas que molaban, y molaban un pegote. Como muestra esta 28 Días Después, en la que se recupera el espíritu de las películas de terror zombie, pero a través de tipos que no están del todo muertos, sino que simplemente parecen que han padecido sarampión y pasado por el banco de trabajo de un taxidermista. Es por eso por lo que me veo obligado a colgar, una vez más, el popular cartel de rigor:
Es verdad. Aunque todo apuntase al tema de que son miembros de mi especie, eso no es así. Los monstruos de esta película no están muertos, sino que están infectados pero permanecen vivos. Sobre esto ya reparó en su momento Enjuto Mojamuto en el genial sketch titulado "El peor día de mi vida".
Pues eso, que pese a no ser zombies la peli tiene todos los ingredientes que se esperan de una peli de zombies, con lo que su análisis por parte del Zombie Verde no es una opción... sino una necesidad.
Título: 28 Días Después
Tïtulo original: "28 Days Later"
Dirección: Danny Boyle
País: Reino Unido
Año: 2002
Duración: 113 minutos
Género: Terror
Reparto: Cillian Murphy, Naomie Harris, Megan Burns, Brendan Gleeson, Christopher Eccleston.
ARGUMENTO
Una pandemia sin precedentes ha asolado Inglaterra. Comenzó como hechos aislados, luego en pueblos pequeños y después en las grandes ciudades. Los infectados actúan de forma violenta y homicida, movidos por una brutal sed de sangre y tan sólo se detienen cuando sus víctimas han resultado infectadas o reducidas a pulpa. El virus se transmite a través de la sangre y la saliva, y se manifiesta en menos de veinte segundos desde que se produce el contacto entre los fluídos.
28 días después del primer brote, Jim (Cillian Murphy) despierta en un hospital londinense de un coma en el que cayó tras un accidente de moto. El hospital está desierto. Londres está desierto. No tardará en toparse con los primeros infectados, y sólo la intervención de otros dos supervivientes le permitirá salir con vida. Es así como conoce a un puñado de supervivientes, quienes le pondrán al día sobre la actual situación de la nación, y le dejarán claro que el único objetivo real que los seres humanos pueden plantearse en ese momento es sobrevivir.
La única esperanza parece estar a poco más de cuarenta kilómetros de Manchester, donde al parecer, una división del ejército se ocupa de mantener limpio un asentamiento.
EL ZOMBIE VERDE OPINA
Clap clap clap. Bravo, mister Boyle, su película me ha congratulado... Sólo mejoraría con un par de primeros planos de tetas y con zombies de verdad, y no esos señores enfermos. Vayamos por partes.
La película arranca con un grupo de abraza-árboles ecologistas entrando de tapadillo en unas instalaciones gubernamentales pseudo-secretas, en las que se está experimentando con chimpancés y, al parecer, con un extraño virus llamado "Ira". Curiosamente se nos muestra a un mono atado a una camilla que es obligado a contemplar todo tipo de imágenes violentas en varios televisores al mismo tiempo, algo así como lo que le hacían al plasta de Álex en La Naranja Mecánica, sólo que con un mono y varias teles.
El plan de los ecologistas, véase liberar a los monos e irse para casa a fumarse unos petardillos se va al traste cuando el primero de los simios se abalanza sobre una de las activistas y la contagia, convirtiéndola en un ser violento y primitivo que tan sólo parece preocupado por vomitar grandes cantidades de sangre y cargarse a sus compañeros de fatigas.
De ahí, y tras la pertinente cortinilla con la frase "28 días después" nos vamos al hospital, donde se despierta un Cillian Murphy en bolingas quien, tras salir del centro, se pasea por un Londres absolutamente desierto. Cojonudas escenas, la verdad, las que muestran al protagonista caminando sin rumbo a través de una ciudad emblemática y completamente desolada, en la que tan sólo quedan, como vestigios de la sociedad, latas vacías, bolsas de plástico, papeles, y notas de familiares que buscan a sus seres queridos. Genial ambientación.
A poco de ahí se nos presenta a los infectados. Los primeros los ve en estado catatónico en los bancos de una Iglesia... y poco después al cura. Este primer contacto ya nos deja claro como son los zombies (o lo que sean). No son los bichos patizambos y descompuestos de otras cintas, sino que son espasmódicos, rápidos e incansables.
Otro punto a resaltar es el que, como en tantas películas postapocalípticas, y concretamente de este subgénero, es el de que los zombies podemos ser unos cabrones sin corazón, pero el problema, al final, lo tenéis con los de vuestra propia especie.
Los actores son decentes, tanto los protagonistas como los militares. La banda sonora está bien traída, y el guión está bien, aunque su última media hora desentona un poco con el resto, pasando de ser una película "de zombies" con "zombies rápidos" a ser Depredador 3. Además, los que la hayáis visto coincidiréis conmigo en la afirmación de que incluye la segunda muerte más ridícula de la historia del cine.
TRAILER
VALORACIÓN GLOBAL: 9
28 Días Después mola. Y mola un cojón. Es frenética, trepidante y terrorífica. Los infectados son una amenaza más peligrosa que la de los zombies romerianos: son rápidos y ultraviolentos; y los militares recuerdan que el verdadero enemigo en una situación de crisis zombie no es el ejército de no muertos... sino vuestros propios semejantes, sucios humanos.
Como tantas otras veces, y recordándoos que soy un zombie molamucho, os voy a facilitar de un enlace a través del cual podéis obtener una copia de seguridad de esta película, bajo el apercibimiento de que no debéis comentárselo ni al hombre del saco ni a la ministra de "cultura".
Hasta otra, amiguitos.