15 de noviembre de 2009

Re-Animator (1985)

Hola, sucios homúnculos. Hoy es domingo, creo, vamos, si quereis os lo miro... Esto de estar muerto lo que tiene es que pierdes la noción del tiempo... Eso y los gusanos, pero eso es otro tema. Sí, es domingo, y eso significa que toca volver a sentarse en el regazo del Zombie Verde para que os cuente otra interesante historia sobre no-muertos.

En la entrega de hoy nos teletransportaremos (con todos los impedimentos físicos que ello conlleva) al año 1985, cuando Stuart Gordon (un frikazo monumental) dirigió con brillantez la adaptación cinematográfica de un relato escrito por H.P.Lovecraft en los años 20.

La verdad es que el frikismo de los años 20 no distaba mucho del actual, al fin y al cabo, Lovecraft y sus colegas se dedicaban a reunirse en lugares poco concurridos donde eran observados como bichos raros y a montarse historias la leche de bizarras... Como tú y tus colegas sólo que sin cigarritos de la risa, vamos. H.P., que pese a tener nombre de impresora era un tipo respetable, ideó el relato que sirvió como base a esta cinta como un cuento que se dividiría en varias entregas, para que algún colega suyo lo publicase en su fanzine y sentirse así por un lado como un tipo enrollao que ayuda a sus amigos, y como alguien importante porque alguien leería su obra... aunque fuese un nerd de los años 20.

Por su parte y, teniendo en cuenta lo dicho sobre que los frikis no cambian nunca, Stuart Gordon arrancó con este proyecto tras una conversación con sus colegas vírgenes de cuarenta años tras ver dos películas de vampiros consecutivas...

Pues eso, que hoy, vuesto entrañable vecino y amigo el Zombie Verde va a analizar Re-Animator. Y os vais a cagar.



Título: "Re-Animator"
Título original: "Re-Animator"
Dirección: Stuart Gordon
País: EEUU
Año: 1985
Duración: 86 minutos
Género: Terror
Reparto: Jeffrey Combs, Bruce Abbott y Barbara Crampton.

ARGUMENTO

La peli cuenta la historia de Dan Cain (Bruce Abbott), un joven doctor en medicina al que la vida le sonríe. Es bueno en su trabajo, respetado por todos, vive solo en un piso bastante decente, echa sus buenos polvos con su novia Megan (Barbara Crampton), quien además de tener un buen par de mogambos es la hija del decano. Vamos, un triunfador. Hasta que se presenta en Miskatonic un excéntrico y pedante doctor venido de Europa con ínfulas de grandeza, Herbert West (Jeffrey Combs), un chalado misógino que, nada más aparecer en pantalla despierta en el espectador la sensación de que se encuentra a tan sólo un accidente de laboratorio de convertirse en un supervillano. Y claro, como el chico nuevo busca piso y colega Dan necesita algunas perrillas más para llegar a final de mes, no se le ocurre otra cosa que meter en casa al frikazo de West.

Seguramente Cain imaginaba que West iba a ser uno de esos geeks tranquilos (el buen doctor engaña a cualquiera), de los que preguntan mucho por el sótano porque lo que quiere es jugar a la NES allí durante toda la noche, pero claro, Herbert no tarda en destaparse como un visionario, y no sólo eso, sino que logra meterle en la cabeza a su nuevo compañero de piso que el tema de la resurrección de los muertos es una idea cojonuda, y que sólo necesitan cadáveres frescos para probar en ellos su suero.

EL ZOMBIE VERDE OPINA

Por segunda vez consecutiva (algo que no siempre pasará en este blog, y si no ya lo vereis... ya...) he de decir que la peli supera con creces el nivel de exigencia de este hediondo cadáver putrefacto. Claro está, no es una de esas pelis de zombies que ponen palotes a los jóvenes de hoy, con viruses y lanzagranadas, sino una película de terror en estado puro, concisa y clara que cuenta una historia más que interesante y que me atrevo a decir que no pasa de moda: el argumento es bueno y no se va por las ramas, pudiendo ambientarse hoy en día o hace ochenta años como el relato original de Lovecraft.

El papel más molón de la peli es, como no, para Jeffrey Combs (quien por momentos guarda un parecido más que razonable y siniestro con el entrenador Fernando Vázquez), quien encarna al chalado del doctor Herbert West. Maníaco compulsivo, megalómano, ansioso por entrar en los anales de la historia... una especie de Sheldon Cooper, sólo que profundizando en la medicina en vez de en la física. Su interpretación de un redicho demente da vida al filme y, como sucede tantas veces con tantos villanos bienqueridos, termina teniendo al espectador de su parte pese a tratarse de un individuo monstruoso.

Dan y Meg, por su parte, no dejan de ser la pareja feliz que aparece en toda peli de terror ochentera. Ya sabéis: el héroe y la chica que enseña las bufas. Una vez más, y como siempre sucede en estos casos, ella será más recordada que él, pero no sólo por sus mameyas, sino por protagonizar una de las escenas más míticas del cine de terror de los ochenta, en la que sufre un intento de violación por parte de un cadáver descabezado ansioso por practicar el cunnilingus.

El otro personaje de la película es el verdadero villano, el ya consagrado doctor Carl Hill (David Gale), sin duda uno de los personajes más nauseabundos y entrañables del cine zombie, algo que ya es decir. Se trata del típico médico trepa que un día se aburre de practicar lobotomías y decide tratar de adueñarse de la fórmula de Herbert West. Además de eso, resulta ser un pervertido de tres pares de cojones y que va a aprovechar cualquier situación para intentar meterla en adobo. Por otra parte hay que reconocerle al actor el mérito que tiene hacer media peli escondido debajo de una mesa con la cabeza asomando por un hueco.

Es cierto, y no me voy a ir sin decirlo, que la peli es una exageración constante, con escenas todas ellas excesivas, pero joder, eso es lo que mola de estas historias, que cuando se arme un escándalo sea un escándalo en condiciones y no algo que pase desapercibido. Aún así cuenta con varias escenas memorables, como el discurso de resabiado del protagonista para con su profesor, la muerte y posterior resurrección del gato Rufus y el controvertido tema de la necrofilia y el magreo unilateral a señoritas indispuestas.

TRAILER



VALORACIÓN GLOBAL: 9

Un nueve, tronco. Que sea clásica, que salgan zombies y que esté basada en un relato de Lovecraft son realidades que deberían encaminarte en la dirección adecuada. Si a eso le añadimos que tiene varias escenas que no vas a olvidar nunca ya debería propiciar que te sacases la mano de la bragueta y acudieses raudo y veloz a verla.

Por si has decidido esto último, compartiremos gratuitamente contigo nuestra copia de seguridad.

Hasta otra y pensad en zombie.

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